Caramba, todo el planeta está deforestado con el país de México en la delantera de la avalancha de destrucción.
Lamentablemente Los Tuxtlas es uno de los enclaves biológicos más estudiados del mundo y se presta a sí mismo como un chivo expiatorio para aburridos editores de periódicos y los ambientalistas.
La Reserva de la Biosfera es principalmente un campo de ganado con propietarios de tierras sin cooperación, operado por una manada de pocos biologos y similares ineficientes, con un presupuesto de 17 pesos por hectárea y protegido por menos agentes de la PROFEPA que gorilas en una de las famosas cantinas del Malecon de Catemaco.
Con raíces en el proteccionismo de decretos federales de México a partir de 1937 y culminando con el establecimiento de la Reserva en 1998, el gobierno federal mexicano unilateralmente abrogó los derechos de propiedad sin indemnización, y a diario la Reserva de 155.122 hectáreas se enfrenta a las consecuencias, con los anuncios de hasta 700 hectáreas de bosque que aún se están talando ilegalmente en una base anual.
El corazón de la biosfera, los llamados "nucleos" (29.720 ha), todavía están virgenes en gran parte y muy boscosos. Eso es lo que es importante en Los Tuxtlas, y que merecen mucho más la atención y el cuidado de lo que están recibiendo.
El resto de la Reserva, 125.408 hectáreas, podría ser revertido a la condición de desprotegidos para acomodar la mayoría de habitantes locales indiferentes, ignorantes y hambrientos, que abarcan desde las ciudades que permiten la propagación ilegal de fraccionamientos dentro de la Reserva, el gobierno federal que tolera la contaminación y la destrucción de vias acuáticas y la "extraña" creencia de los habitantes originales que "la tierra pertenece a quienes la trabajan".
Para ver más de un borrador de un ensayo fotográfico incluyendo todos las fotos disponible de Greenpeace, véase "Deforestación de Los Tuxtlas."